Aunque nadie queda exento de padecer dolores de espalda en algún momento de su vida, la lumbalgia es un problema que afecta a 7 de cada 10 ancianos. Las personas mayores de 60 años, especialmente más mujeres que hombres, suelen ser más propensas a sufrir este tipo de dolores como consecuencia de la degeneración de las articulaciones de la columna vertebral.
Diferentes estudios presentados en los últimos años demuestran que el 70% de los habitantes de los principales países desarrollados sufre dolores de espalda con motivo de seguir una mala praxis en su día a día. En el caso de la tercera edad, las dos causas más comunes de la lumbalgia son la artrosis y la estenosis vertebral.
La presencia de dolores que interrumpen el sueño es síntoma de lumbalgia
¿Cómo saber si nuestros mayores soportan este problema? Es complicado, ya que existe una mentalidad generalizada en gran parte de la población adulta superior a los 65 años, de que el dolor se entiende como algo natural, como ley de vida, por lo que tienden a sufrir en silencio y a veces a no explicar estos problemas a su médico de cabecera. Los principales síntomas de la lumbalgia en la tercera edad son una serie de dolores que interrumpen el sueño, haciéndose más pronunciados a primeras horas de la mañana y a últimas horas del día. Se define como un dolor sordo, continuo o intermitente que se agrava tras realizar algún tipo de ejercicio físico.
Como bien saben, más vale prevenir que curar, y es por ello que debemos ayudar a los más ancianos a que mantengan siempre una buena postura en su día a día y a que no lleven una vida sedentaria. La artrosis de las articulaciones facetarías se define como una afección degenerativa de evolución lenta, cuyo dolor es causado por la degeneración del cartílago que conecta las articulaciones de la columna. Estas punzadas intermitentes podrían acabar traduciéndose en una lumbalgia e incluso en una ciática.
La estenosis vertebral genera pérdida de flexibilidad y de estatura
Otra posible causa de la lumbalgia en la tercera edad sería la estenosis del canal lumbar. La compresión de los nervios en la zona de la columna vertebral puede llegar a agravar el dolor en el paciente, causándole una molestia insufrible cuando por ejemplo camina tranquilamente. Este dolor de espalda es repentino, generando la pérdida de flexibilidad y de estatura, así como haciendo al paciente más dependiente. La disfunción de la articulación sacroilíaca, el síndrome piriforme, un tumor medular o la fibromialgia se considerarán igualmente causas menos frecuentes de la lumbalgia en la tercera edad.
También habría que tener en cuenta el fenómeno del aplastamiento vertebral. Cuando se produce un dolor de espalda repentino en personas mayores de 50 años, sobre todo en mujeres posmenopáusicas con osteoporosis y en hombres y mujeres tras el uso de corticoesteroides, cualquier pequeña fuerza que se hiciese sobre la columna podría ocasionar un aplastamiento vertebral, incluso un simple estornudo. No cabe duda que la lumbalgia en la tercera edad es tratable, aunque tanto los niveles como la duración de los dolores dependerán de la actitud y la situación del paciente. Así pues, una persona que padeciese estrés o depresión sería más proclive a que este dolor se tornase crónico, mientras que en personas psicológicamente sanas el tratamiento podría ser plenamente efectivo.
El tratamiento más inminente frente al dolor será recostarse con la espalda sobre una superficie cómoda, colocando almohadas bajo las rodillas, con la cadera y éstas flexionadas y los pies en una silla. Aunque los medicamentos analgésicos son un gran remedio para aliviar el dolor, otra técnica eficaz será el uso de almohadillas térmicas que ayudasen a relajar los espasmos musculares dolorosos. La aplicación de calor durante 20-30 minutos se convierte en un gran remedio.
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